Cuando leí el libro de Paulo Coelho “Ser como el río que fluye” hace años, comprendí muchas cosas que me han ayudado a caminar con más sentido este bello sendero llamado vida.
Aprendí a no forzar las situaciones, algo que no fue fácil y está aun en proceso, considerando que he sido siempre catalogado de NECIO!
Entender que, en el proceso de luchar por nuestros sueños, debe haber una flexibilidad y un fluir que nos permita tomar nuevas sendas, algunas mas cortas y otras mas largas, algunas incluso que parecen mas difíciles, pero son las correctas, no es fácil pero si mas gratificante.
El verbo “fluir” entró a mi vocabulario con una nueva energía, con un nuevo significado que hoy me da dirección y propósito. Ahora cuando miro un río me hipnotiza su belleza y me convierto en agua, pasando entre piedras, entre ramas, respirando vida y no dejándome estancar.
Muchas veces sentía nadar contra la corriente, al encontrar tanta gente nadando en otra dirección y eso me distraía. Hoy nado con mi estilo y aprendo de todos dejándome guiar cuando debo y guiando cuando debo guiar.